Conoce a Carlos Villabón

creador de la exposición Segunda piel en Galería 1-2-3

Staff Galeria 1-2-3
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17.11.2025

Carlos Villabón (El Espinal, Tolima, 1983) es un artista colombiano cuya obra pictórica ha construido, en los últimos años, un universo visual singular y reconocible, donde la técnica rigurosa convive con un impulso conceptual sostenido. Su práctica parte de un motivo que, aunque cotidiano, se vuelve profundamente simbólico: la bolsa plástica. A través de este objeto sencillo —presente en la memoria popular latinoamericana y en rituales domésticos que atraviesan generaciones— Villabón ha logrado articular un lenguaje que explora la identidad, la percepción, el recuerdo y la relación entre luz y materialidad. Para la Galería 1-2-3, su obra representa una de las voces más lúcidas del arte contemporáneo latinoamericano, capaz de transformar objetos comunes en metáforas complejas que interpelan tanto al espectador cotidiano como al público especializado.

El trabajo de Villabón parte de su experiencia vital: la infancia en un entorno donde las bolsas de plástico colgadas con agua se usaban como amuletos para espantar insectos o atraer buena fortuna. Ese recuerdo íntimo se convierte hoy en un eje formal y conceptual que atraviesa todas sus series. A lo largo de su trayectoria —desde Convenciones y Celulosas hasta Misiles, Balloons y Apropiaciones— ha desarrollado un entramado de variaciones que permiten leer su obra como una constelación coherente: diferentes caminos que orbitan alrededor de un mismo núcleo simbólico. En estas piezas, la bolsa funciona como superficie de refracción, como velo, como piel, como artificio visual que distorsiona o revela lo que contiene. Esa ambigüedad, tan cercana a la experiencia humana contemporánea, convierte sus composiciones en espacios donde identidad, memoria y proyección social se encuentran en tensión permanente.

En su serie más reciente, Construcciones, Villabón lleva esta investigación a un territorio realmente profundo. Las figuras —entre bodegones y retratos suspendidos en un umbral incierto— se conforman mediante pliegues, superposiciones y brillos que evocan la fragilidad de lo humano y la naturaleza porosa de nuestra identidad. Algunas obras se aproximan a la abstracción; otras insinúan presencias reconocibles, como una niña o un juguete infantil. Esta oscilación entre lo preciso y lo difuso refleja la manera en que nuestra imagen —y nuestra biografía— se compone de capas que intercambian opacidad y transparencia.

Esta relación entre memoria, identidad y materialidad encuentra su punto más expansivo en Segunda piel, la exposición que Villabón presenta en Galería 1-2-3. El proyecto reúne pinturas, instalaciones y una pieza audiovisual que convierten la sala expositiva en un espacio inmersivo donde la identidad humana se revela como un conjunto de capas superpuestas. Las bolsas, reaparecidas como membranas ambiguas —tan frágiles como resistentes—, funcionan como metáfora del yo contemporáneo: aquello que nos protege y nos define, pero también nos oculta y nos limita. En la instalación que da título a la muestra, un niño vendado se mueve entre bolsas suspendidas como si buscara, a tientas, su propio destino. Las posibilidades que cuelgan a su alrededor recuerdan que la identidad no es un núcleo estable, sino una experiencia en construcción, siempre a la espera de una elección, un golpe de luz o un gesto que la transforme.

Con Segunda piel, la Galería 1-2-3 inaugura una etapa de colaboración con un artista cuya obra no solo refleja una madurez técnica, sino también una sensibilidad profunda hacia los vínculos entre memoria personal, identidad colectiva y materialidad cotidiana. Lo que viene —y que esta exposición inaugura— es la consolidación de un proyecto que permitirá al público salvadoreño acercarse a un cuerpo de trabajo en plena expansión. Villabón seguirá desarrollando este universo de bolsas, luz y cuerpos reinterpretados, ampliando sus investigaciones hacia nuevas formas escultóricas, instalaciones site-specific y exploraciones audiovisuales que profundizan en el tema de la identidad como construcción relacional. En este punto de su carrera, Segunda piel no es un cierre, sino una apertura: el inicio de una nueva fase en su evolución artística, donde la memoria, la luz, el plástico y el cuerpo continúan entrelazándose para revelar todo aquello que permanece, todo lo que aún podría ser y todo lo que la pintura —esa otra piel— es capaz de transformar.

Por:
Staff Galeria 1-2-3

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