En la obra de Nájera es obvia la herencia del realismo mágico, pero, en realidad crea un mundo con sus propias reglas y su propio cotidiano, donde hechos extraordinarios son la norma, indicándonos una mayor cercanía con el surrealismo. Así las obras están basadas en reflexiones estéticas y personales; incluso algunos personajes son una referencia directa a personas cercanas a él. Ofreciéndonos una nueva dimensión de sus imágenes, pues no solo es una escena fantástica, sino que hay una historia de fondo, algo sucede, y algo nos está contando. De alguna forma las obras de arte siempre están relacionadas con la vida del autor, y encontrar estos puentes entre lo fantástico y lo cotidiano, nos da la posibilidad de humanizar el objeto, y relacionarnos empáticamente con él. Y si bien la obra de arte nos permite imaginar, desde esta perspectiva, también nos ofrece la posibilidad de conectar con nuestra experiencia de vida. Entonces deja de ser un objeto de contemplación y se transforma en una referencia de nosotros mismos, como individuos, o como colectivo social. Este acontecer en la obra, es lo más valioso, pues deja de ser una imagen y se vuelve una alegoría a la vida del artista, una invitación a imaginar, reflexionar y ver más allá de la superficie. Así Nájera nos ofrece un recorrido por este mundo fantástico , navegando entre sus obras, sus recuerdos y sus reflexiones.
En la obra de Nájera es obvia la herencia del realismo mágico, pero, en realidad crea un mundo con sus propias reglas y su propio cotidiano, donde hechos extraordinarios son la norma, indicándonos una mayor cercanía con el surrealismo. Así las obras están basadas en reflexiones estéticas y personales; incluso algunos personajes son una referencia directa a personas cercanas a él. Ofreciéndonos una nueva dimensión de sus imágenes, pues no solo es una escena fantástica, sino que hay una historia de fondo, algo sucede, y algo nos está contando. De alguna forma las obras de arte siempre están relacionadas con la vida del autor, y encontrar estos puentes entre lo fantástico y lo cotidiano, nos da la posibilidad de humanizar el objeto, y relacionarnos empáticamente con él. Y si bien la obra de arte nos permite imaginar, desde esta perspectiva, también nos ofrece la posibilidad de conectar con nuestra experiencia de vida. Entonces deja de ser un objeto de contemplación y se transforma en una referencia de nosotros mismos, como individuos, o como colectivo social. Este acontecer en la obra, es lo más valioso, pues deja de ser una imagen y se vuelve una alegoría a la vida del artista, una invitación a imaginar, reflexionar y ver más allá de la superficie. Así Nájera nos ofrece un recorrido por este mundo fantástico , navegando entre sus obras, sus recuerdos y sus reflexiones.